Jamás pensé que pudiera perdonar una infidelidad

Esta es la frase que más se repite en las personas que nos solicitan ayuda. No puedo perdonar pero no puedo dejarla o dejarle. Yo siempre digo que nadie somos capaces de perdonar una herida como la infidelidad, no podemos. Nos puede la rabia, la confusión, mucha, muchísima desconfianza. Pero queremos sentirnos queridos y sobre todo que esta pesadilla no vuelva a suceder. Realmente se instala el miedo a que vuelva a suceder. En este caso perdonar el perdón se vive como un obstáculo, porque tienes miedo que tu pareja lo interprete como un “no pasa nada”. Pero claro que pasa y mucho.

El perdón requiere un trabajo por las dos partes:

El infiel debe apostar decididamente por la relación y reparar el daño cometido a través de un cuidado exquisito de la pareja. Quien sufre la infidelidad debe evitar castigar a su pareja, aceptar su vulnerabilidad y conectar con su necesidad y pedir explícitamente el cuidado que necesita. Muchas parejas que acuden a consulta se enredan en el reproche, la queja y no avanzan. Hacer sufrir al otro como contrapartida no hace sanar la herida.

El perdón no es algo automático. Muchas personas que nos dicen que han perdonado en realidad no han podido perdonar todavía. Lo que están queriendo decir es que están dispuestas a perdonar y hacer que la relación mejore, se haga mejor que lo era antes.

Jamás se me ocurriría decir a nadie que ha sufrido la infidelidad que tiene que perdonar. Además de sentirse herido se sentiría exigido y terapéuticamente eso sería un error. Tranquiliza bastante a mis pacientes decir que es un proceso que va con altos y bajos y que para poder personar, nosotros que somos seres imperfectos necesitamos que nuestra pareja esté dispuesto a reparar el daño. Si alguien que ha sido infiel insiste a su pareja en que pase página, mi experiencia me dice que entonces la herida se instala, no sana. El perdón requiere de tiempo pero no basta con que pase tiempo. Nadie puede decir ”pasa página”, “siempre con lo mismo”, “siempre desconfiando”. Al contrario dile: “Me duele que lo estés pasando tan mal, pero entiendo que así sea”.

Por último, solo indicar un paso que ayuda al perdón. Tú que has sufrido la infidelidad, atrévete a pedir a tu pareja lo que necesitas. No tengas miedo que pueda ser contradictorio. Un día puedes necesitar un abrazo, y al día siguiente te invaden imágenes terribles de lo vivido y necesitas distancia. No pasa nada, pídelo.

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